¿Por qué también se le llama el Método de la Lengua Materna ?
Se debe a la reflexión de Sinichi Suzuki al observar que los niñ@s de cada región adoptaban la lengua de la que se rodeaban, imitando perfectamente el acento peculiar de cada zona sin ninguna dificultad. El Dr. Suzuki llegó a la conclusión de que eran capaces de ello debido al contacto con esta lengua desde su nacimiento, construcción de las frases, vocabulario, fonética… creándole un deseo de querer reproducirlo por sí mismo. Este mismo caso lo trasladó a la Educación Musical , es decir, antes de empezar a tocar un instrumento el niñ@ escucha diariamente una grabación de las canciones que más tarde será capaz de tocar; estas canciones serán su vocabulario, que poco a poco aprenderá y ampliará; al igual que sucedió con las palabras, se introducen nuevas a la par que se repasan las anteriores sin nunca abandonarlas. Será un referente claro esta grabación en cuanto a calidad de sonido, afinación y ritmo, siendo estas las destrezas que su maestro le ayudará a conseguir.
La diferencia más destacable entre aprender a hablar y aprender un instrumento musical reside probablemente en la motivación. Pocos niñ@s necesitan ser estimulados para el habla pero es rara la familia, en la que la práctica musical sea entusiastamente continuada. De esa forma, mantener la motivación es un estudio constante para padres y profesores.
¿No es muy pequeño/a para tocar un instrumento?
La edad idónea para comenzar a tocar un instrumento con el Método Suzuki es de 3 a 6 años, ya que en este momento son mucho más receptivos a la información, son más hábiles para corregir y aprender, y su expresividad está más latente que posteriormente. A esa edad se sienten más seguros con sus padres y también tienen más tiempo libre, dado que el colegio aún no es una sobrecarga. El método Suzuki toma la ventaja del deseo y la habilidad de los niñ@s para imitar, son mimos naturales, captando tanto lo bueno como lo malo, por lo que hay que ser cuidadosos en todo lo que le rodea en la vida.
Paciencia y confianza:
Las primeras etapas son las más lentas. En la primera fase es habitualmente necesario atender a elementos que luego serán poco notables. Aunque no veamos la semilla que está enterrada, el agua, la temperatura, la luz y la sombra les sirven de estímulo diario, y así poco a poco, se va operando un cambio oculto a nuestros ojos hasta que cierto día surge el brote. Cuando el brote de la semilla ya está a la vista, su crecimiento es cada vez más rápido. En la etapa intermedia de las destrezas, los hábitos antiguos siguen a prueba y otros nuevos comienzan a entrar en juego. En la última fase los procesos son cada vez más autónomos, y menos susceptibles a interferencias de otras actividades. Debe de conseguirse tan natural como andar y hablar a la vez.
La motivación constante del alumn@, buscando lo mejor de cada niñ@, será imprescindible en el aprendizaje del niñ@, pero nunca por comparación. Debe buscar el origen de los errores para solucionarlos y no sólo señalarlos; muchas veces hay que convertir un objetivo en muchos pequeños pasos hasta alcanzarlo, no tener prisa.
“El comienzo es lo más importante en el trabajo”. Platon.
¿Por qué he de asistir a las clases? (Madre/Padre=Profesor en casa)
Un adulto de gran cercanía al niñ@, madre/padre/adulto cercano, debe asistir a las clases del niñ@, tomando un papel totalmente activo en esta educación instrumental. Recordemos que para que el niñ@ empezara a hablar necesitó rodearse de adultos que le alentaran para ello, haciéndole repetir sus primeras palabras, introduciéndole nuevas… del mismo modo aquí se deberá tener la misma paciencia para conseguir todas estas repeticiones ahora con el instrumento. Los padres/adulto empezarán antes que el niñ@ a conocer el instrumento, aprendiendo cuáles son las dificultades que encontrará posteriormente el niñ@.
El profesor debe establecer una relación tripartita, en la que el papel de los padres es como mínimo tan importante como el suyo propio, ya que son quienes van a infundir seguridad y ánimo a los niñ@s, siendo los que más influencian en su entorno. Este contacto entre los padres y el niñ@ creará un vínculo especial, muy humano, que les ayudará en todas las facetas de su vida. Además de la asistencia a clase, los padres serán los responsables de crear un buen entorno musical para el niñ@, es decir, crear el hábito de escuchar buena música, buenas interpretaciones, asistir a conciertos, organizar audiciones caseras… No olvidemos que ninguna aptitud se desarrolla si el ambiente no lo favorece.
Antes de que el niñ@ desarrolle la habilidad de organizarse y analizar su práctica., los padres sirven de asistente del profesor, supervisando, dando direcciones y planeando su sesión de práctica, ofreciendo aliento y moral. Su guía debe ser emocional psicológicamente satisfactoria. Suzuki no usa premios, el triunfo es ser capaz de tocar una pieza bien y pasar a la siguiente. Es necesario que los padres entiendan bien las instrucciones del profesor, los procedimientos correctos para alcanzar una tarea, y las mejores maneras de alentar al niñ@. Este papel va diluyéndose con la creciente autonomía del alumn@.
Los padres y profesores Suzuki están preparados para alabar con frecuencia y evitar la crítica lo máximo posible. Es importante que se les alabe sobre aquello que hacen bien, aunque sea sólo un minuto comparado con todo aquello que hacen mal. Por animar no debe entenderse que se hagan falsas alabanzas, sino conseguir una atmósfera de sinceridad durante las lecciones, refiriéndose a su posibilidad de progreso.
Antes de comenzar con las clases, el niñ@ con el adulto observarán al menos una sesión de otr@ niñ@ para conocer el funcionamiento de las clases. Los padres empezarán varias sesiones antes que los niñ@s, en las que se expondrá la filosofía del Método, se detallarán los materiales necesarios para comenzar las clases… El adulto podrá continuar las clases en paralelo al niñ@, o si no es así y en un cierto momento es necesario clarificar algún punto de la enseñanza, se sustituirá una clase del niñ@ para el adult@. El padre debe saber cuál es su papel en las clases, observar, comprender y participar en la medida que el profesor lo solicite, nunca debe interrumpir una explicación del profesor, así como interactuar con su hijo a lo largo de la clase, deben recordar que en este momento la actividad se centra entre profesor-alumn@. Por tanto se asegurará de que el padre comprende cada concepto intelectualmente, puede identificar la correcta o incorrecta interpretación de cada punto de trabajo, puede ayudar a guiar el desarrollo de cada paso, puede colocar el violonvioloncello, adaptar la mano al arco, ayudar a producir un buen sonido.
¿Cuándo empezarán a leer música? (Aprender a través de la escucha)
Para empezar a tocar un instrumento con el Método Suzuki no es necesario leer partituras. Basándose en la idea de la “Lengua Materna”, nunca esperaríamos que un niñ@ supiera leer antes de saber hablar. De este modo, primero se espera que el niñ@ sepa escuchar y reproducir sonidos musicales, para después aproximarse al Solfeo. Solo después de que se domine una buena posición, sonido y afinación se introduce la notación musical y la teoría; además en estas edades no están preparados mentalmente para aprender a leer música y prestar simultáneamente atención a las complejas destrezas de un instrumento que están empezando a desarrollar.
Comienzan por imitación al igual que en el habla, aprendiendo canciones que a través del juego el profesor les enseña a tocar. Más tarde cuando ya tienen la capacidad de conceptualizar el código aprenden a leer y escribir música, teniendo la gran ventaja que el niñ@ sepa tocar los símbolos que está aprendiendo, sabiendo cómo suenan. Este cambio suele suceder al final del II volumen, aunque cada niñ@ tiene su propia evolución, sus propias exigencias y curiosidades.
¿Tocar las canciones de memoria? (Concentración)
El hecho de que no sepan leer música les lleva a aprender y tocar su repertorio de memoria, lo que les aporta una naturalidad que se perdería al estar pendiente de una partitura. Al principio aprenden ritmos fáciles, cortos, melodías cortas y sencillas aprendidas a través de la escucha, que poco a poco aprenden otras más largas, que van acumulando en su repertorio, de forma que están entrenando la memoria constantemente.
No obstante hay que tener en cuenta que la memoria no es la meta en sí sino el medio para conseguir un buen resultado musical; esta memoria no se puede basar en la mera repetición, sino que el niñ@ debe conocer cada elemento integrante de las melodías, las partes… El entrenamiento de una buena memoria genera concentración lo que repercute hasta en su trabajo escolar a menudo basado en esta capacidad. La habilidad para concentrarse largos periodos de tiempo se educa, pero para ello hay que empezar con algo fácil que requiera poco tiempo y esfuerzo, para luego ir incrementándolo.
¿Todos los niñ@s tocan las mismas piezas? (Evoluciones diferentes)
El repertorio que usa Suzuki es delimitado, ya que su demanda se dirige más hacia la mejora de la interpretación de estas piezas. Por qué no nos anima la idea de que el alumn@ produzca el mejor sonido, o muestre la máxima facilidad en el arco, o toque con una perfecta afinación, y nos separamos de la idea de que la cantidad de nueva música es la medida del éxito.
El orden de las piezas está muy estudiado, para que en cada pieza se prepare una nueva destreza, siendo esta el punto de partida para preparar la siguiente, siendo deber del profesor ir introduciendo las novedades técnicas en ejercicios aislados antes de que aparezcan en las piezas. Suzuki dice que proponer un predeterminado orden y unos plazos produce frustración tanto en el niñ@ como en el profesor. Es en este momento es donde se diversifican los caminos de cada alumn@, es decir cada cual tendrá una evolución, unas dificultades propias, para las cuales el profesor adaptará, repetirá, buscará los ejercicios necesarios para solucionar estas situaciones. Las piezas del I volumen son las herramientas con las que trabajarán el resto de su formación, es decir, cada elemento técnico nuevo que aprendan posteriormente se practica con estas melodías, ya que las tienen totalmente interiorizadas.
¿Cuánto hay que practicar? (Continuidad-calidad)
No hay una respuesta concreta a este tema ya que serán las situaciones de cada alumn@ las que hagan que se p ermitanpracticar más o menos, pero es común a todos ellos que la calidad y la concentración del tiempo de estudio, sea el que sea, debe estar presente para que se den unos buenos resultados. Desde que comienza la formación de nuestra personalidad, la voluntad de sacrificio y la paciencia deciden nuestro destino, y en este caso ocurre lo mismo. La otra regla fundamental es no hacer un alto en el camino, ya que cuanto más se practica un hábito más se arraiga en nuestro ser.
Un principio importante de Suzuki es que aprender puede ser una experiencia placentera; pero no hay que olvidar que la práctica y la disciplina es algo fundamental para el desarrollo de cualquier habilidad. Nada puede alcanzarse sin entrenamiento, pero entrenar requiere interés y estimulación y son los padres quienes deben aportar estímulo pero no presión. La práctica diaria se convierte en progreso diario: los niñ@s aprenden con facilidad pero también olvidan rápida y fácilmente, de ahí la importancia de la constancia y de la repetición, tanto de las piezas nuevas como de las ya prendidas para así mejorarlas. Esta repetición debe ser feliz y espontánea, ya que la práctica debe considerarse como una alegría, no como una sentencia.
Sería conveniente practicar en una zona lo más libre de distracciones posible y que nadie interrumpa mientras se practica, intentando que si tienen otros herman@s estos no les interrumpan, dedicando así un tiempo exclusivo a su práctica. Además sería muy eficaz buscar un horario de trabajo, no interrumpir el juego ya que eso les creará una mala disposición para la práctica, es decir, buscar su momento adecuado. Practicar diariamente aunque sea poco tiempo es preferible a dedicar pocos días semanalmente de forma sobrecargada.
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¿Cuántas sesiones semanales? (Individualidad/colectividad)
Los alumn@s de Suzuki reciben su formación musical desde dos vertientes, desde la clase individual y la clase colectiva. La individual le hace más responsable y asegura la evolución, atendiendo a las necesidades específicas de su desarrollo; por otro lado la colectiva potencia la interacción social, respeto y la colaboración y le ayudará a afirmarse en su actividad musical y personal dentro de un grupo.
En las colectivas se repasan con juegos los aspectos trabajados en las individuales, comparten su actividad con más niñ@s, lo cual es muy motivante, y además tocan constantemente ante un público informal, ya que es el lugar donde los alumn@s tocan las piezas que están trabajando, o ya concluyeron, preparándoles para futuras audiciones, dándoles la confianza y aplomo sobre esta situación.
Es un buen lugar donde observar las diferencias de evolución, pero siempre enfocadas con la conciencia de que cada niñ@ tiene su propia evolución. No obstante los padres recapacitarán sobre su práctica en casa, su relación con su hij@.
A través de la interpretación en grupo, de los conciertos y recitales se desarrollará y dominará la experiencia emocional, que es el fin último de cualquier manifestación artística. Cada elemento musical debe ser una vía de expresión de emociones para los niñ@s que están llenos de emociones.
¿Por qué no suena como en el CD? (Escucha-imitación-repetición)
La máxima preocupación del profesor y los padres debe ser que el niñ@ desarrolle una habilidad de autocrítica. “El sonido producido debe estar siempre en permanente escrutinio; el oído es finalmente el juez de lo que está bien o no”. I. Galamian. La facilidad es fruto del adiestramiento; lo único que hay que hacer es repetir y repetir el mismo ejercicio aplicando al máximo, y conjuntamente, la energía mental y física hasta que el objetivo se consiga de manera natural, sencilla y fácil. Eso es todo el secreto. Es un error dejar de practicar un ejercicio apenas se advierte que ya puede hacer lo que se proponía por medio de esa práctica, pues no debe entenderse que ese logro signifique que haya en realidad dominado esa técnica.
Las veces que un niñ@ tiene que repetir cierto pasaje durante el aprendizaje de una canción es indeterminado, ya que varía en cada niñ@. El buen profesor y padre tendrán una provisión de ideas para hacer interesante esta repetición. Así mismo es deber del profesor y padres, que los niñ@s tengan un buen referente sonoro-visual a imitar, a alcanzar.
Debemos trabajar desde el comienzo el juicio crítico de los alumn@s, pidiéndoles siempre opinión, haciéndoles partícipes de sus propios resultados y evoluciones. De esta manera conseguiremos que la escucha sea consciente, derivando esto en la corrección de los errores. Los alumn@s deben poco a poco entender cada una de las repeticiones qué fin tiene, qué ha de mejorar en cada una de ellas.
¿Qué formación tiene el profesor? (Federación Española)
El profesor es la tercera pieza clave en la educación musical del niñ@, y por lo tanto su relación con el niñ@ será afectiva, es decir, le tratará con amor, apoyo y motivación. Para impartir el Método el profesor habrá pasado por una formación que incluye la comprensión de la filosofía en la que se basa el Método, el funcionamiento (musical e instrumentalmente) y aplicación del mismo (psicología infantil…). Toda esta información y formación no viene dada en libros, por lo que reciben una formación directa de especialistas en el Método, quienes enseñan cómo aplicarlo, tanto en seminarios regulares, como en encuentros puntuales, donde se intercambian nuevas ideas, vivencias… Toda esta formación está regulada por la Federación Española del Método Suzuki, a la cual pertenecen los profesores desde el momento que empiezan su formación, garantizando así la correcta formación de los mismos. La Federación supervisa a escala nacional la calidad de la información que se difunde sobre la filosofía y pedagogía del Método Suzuki, así como el desarrollo del método en colaboración primordialmente con la European Suzuki Association
¿Quién era Sinichi Suzuki?
Fue un violinista y pedagogo japonés nacido en 1898, que creó el Método Suzuki bajo a una gran fe y determinación que transmitió a gente que amaban a sus hijos y querían compartir con ellos la felicidad de la música. Una filosofía muy humana e íntegra, creyendo en las posibilidades del ser humano fue el secreto de su éxito, y el por qué aún hoy sirven sus planteamientos de educación. Este movimiento de la Educación del Talento se inició en la Escuela de Música de Matsumoto en 1945.
¿Cuál es la diferencia entre este método y el sistema tradicional?
Debido al entrenamiento de la memoria, cuando los niñ@s que han aprendido con Suzuki van a las clases de solfeo destacan por esta capacidad bien desarrollada. Además les es más natural aprender a leer y escribir música, porque reconocen en estos símbolos los sonidos que han aprendido a tocar con sus instrumentos. Por el contrario en el sistema tradicional la memoria no se trabaja asiduamente con lo que se convierte en un problema en lugar de una ventaja.
Suzuki con su buen humor y tacto, tenía el don de estimular el deseo natural de aprender de los niñ@s, además de saber mirar a través de sus ojos para comprender los problemas de su aprendizaje. Su método difiere de otros en el entusiasmo de explorar y progresar en el mundo de la música, con la consiguiente interiorización de la música. Además tiene una fuerte vertiente filosófica de una consecución de vida más armoniosa, quitando competitividades entre los alumn@s… que el sistema tradicional no contempla.
Tal vez la diferencia más notoria con el sistema tradicional, es el contacto que existe entre los padres y el niñ@ de una familia Suzuki desde edades tempranas, creándose un vínculo muy especial y muy humano, que les ayudará en todas las facetas de su vida. En el tradicional no es común que los padres tengan conciencia de todo lo que su hijo está trabajando y en Suzuki todo pasa por ellos mismos la tarea de que sus hijos lo aprendan.
¿Qué beneficios encontrará el niñ@ estudiando música?
La educación músico-instrumental desarrolla el sentido del ritmo, lo que incide en la formación físico y motora, proporcionando mejor sentido del equilibrio, lateralidad y motricidad. Además la educación del oído no sólo sirve para la música sino para cualquier área; el niñ@ que “oye mucho y bien”, que sabe escuchar y discriminar, capta mejor los mensajes de la escuela y aprende con más facilidad los idiomas. Muchos niñ@s considerados lentos, solo tienen dificultades auditivas.
Por otra parte, el estudio de música conlleva una disciplina y continuidad, así como el esfuerzo en la consecución de una meta, el adiestramiento motriz, siendo aspectos de “utilidad” no estrictamente musical, sino que producen un efecto de transferencia a las demás áreas intelectuales, sensoriales y motrices.
¿Por qué si el Método originalmente se dirigía al violín también se imparte a otros instrumentos?
Aunque el Método estuvo diseñando pensando en el violín, en la actualidad se imparte en diversos instrumentos como viola, violoncello, flauta o piano. Esto se debe a la universalidad de las bases del Método, de las que hemos hablado anteriormente, como el desarrollo de las capacidades musicales en cualquier niñ@. Teniendo unos cimientos tan fuertes, el hecho de adaptar las lecciones a cada instrumento era una tarea totalmente viable; se han tenido en cuenta las habilidades técnicas que tiene que dominar cada instrumento de manera secuenciada y ordenada, dando como resultado la misma eficacia educativa que en el instrumento original.